A menudo, los clientes no se dan cuenta de las ventajas de un mantenimiento regular, y los sistemas pasan años sin ser atendidos. Acaban teniendo facturas de servicios más elevadas, respirando alérgenos que han entrado en el aire y teniendo problemas frecuentes con su sistema. Si se informa a los clientes de las ventajas de un mantenimiento regular, es posible que se sientan más animados a seguir el proceso, lo que puede dar lugar a que los técnicos reciban menos llamadas.
Eficacia
Los estudios demuestran que un sistema que ha sido descuidado acumulará suciedad y alérgenos en los conductos y rejillas de ventilación de una casa, obligando al sistema a trabajar un 20% más para liberar la misma cantidad de aire frío o caliente que cuando era nuevo. Al limpiar estas zonas, se necesitará menos energía para hacer funcionar la unidad, lo que reducirá la presión sobre los componentes del sistema. Cuando el mantenimiento se realiza con regularidad, hay menos presión sobre el sistema, lo que evitará problemas futuros.
Menos reparaciones
Toda la presión y el estrés añadido en los componentes de un sistema dará lugar a frecuentes averías y reparaciones de emergencia. Al programar una cita de mantenimiento antes de cada temporada de invierno y verano, la probabilidad de que esto ocurra disminuye drásticamente. Es mejor asegurarse de que el sistema no se averiará durante las estaciones en las que más se necesita.
Aire sano
Con el tiempo, el polvo y los alérgenos se acumulan en los conductos y rejillas de ventilación de una vivienda y la unidad los expulsa al aire. Una unidad HVAC correctamente mantenida mejorará la calidad del aire y evitará que los alérgenos entren en una casa. Los filtros y serpentines limpios permiten una mejor calidad del aire y evitan problemas respiratorios.
Facturas más bajas
Probablemente, la ventaja más atractiva del mantenimiento de una unidad HVAC es el ahorro de dinero. Cuando un sistema funciona eficientemente, no tiene que trabajar tan duro para mantener la temperatura de la habitación. Esto reduce el coste de la electricidad y el coste de sustitución de los componentes defectuosos del sistema.
Vida útil del sistema
En general, un sistema bien mantenido puede durar entre 5 y 6 años más que uno que haya sido descuidado. Una unidad bien mantenida tiene menos probabilidades de necesitar reparaciones repentinas o de emergencia, como fugas o averías. Merece la pena programar citas periódicas de mantenimiento en lugar de verse obligado a comprar un sistema completamente nuevo.